lunes, 10 de mayo de 2010

¡Estela, grita muy fuerte!



¿A qué años se debe hablar de sexualidad con los niños? ¿Y de abusos?
"Trabajar la capacidad de decir 'no' es vital", dice una pedagoga

Una niña, Estela, plantó cara, dijo: "¡No!". Gritó y alertó a su madre sobre el familiar que con su juego secreto le provocaba asco y miedo. Abusaba de ella, la desnudaba engatusándola con juegos de magia. La menor y su historia son las protagonistas del cuento ¡Estela, grita muy fuerte! de Isabel Olid, pilar de una experiencia pedagógica de prevención de abusos sexuales y malos tratos a niños que se desarrolla en las escuelas de Palma de Mallorca, entre alumnos de seis años a 10 años.

"Trabajar la capacidad de los niños de decir 'no' y 'basta' son aspectos fundamentales para el desarrollo de una infancia saludable. Se les invita a que expresen sus sentimientos", dice la pedagoga Elena Quintana Murci, coordinadora del Área de Educación, Igualdad y Derechos Cívicos del Ayuntamiento de Palma de Mallorca que ha propagado el ejemplo del grito de autodefensa infantil.

¿Funcionará una estrategia lúdica para activar las alarmas en mentes blancas? ¿Con qué sutileza se puede motivar a los niños ante algo tan cruel y crudo como las agresiones sexuales sólo con una historieta? "Es una excusa", explica la autora del cuento Isabel Olid. "Se trata de suscitar un diálogo necesario entre niños y adultos. Intenté escribir un relato emotivo, imaginativo y sugerente. Debe ser un motivo para sacar el tema con los niños, ver qué ideas tienen al respeto, cuándo creen que está bien pedir ayuda, cuándo tienen derecho a negarse a obedecer a un adulto".

La niña víctima en el cuento triunfa al conseguir parar los abusos, al actuar. Desde su experiencia Isabel Olid, también profesora y madre, escribió esa fábula de Estela que, con dibujos de Martina Vanda, ventila sin escabrosidad una cuestión gravísima, en buena parte aún sumergida o que ha sido tabú: los abusos sexuales y agresiones a menores. La narración en las aulas del cuento infantil, su versión participativa a través de cuentacuentos, se apoya con talleres y guías pedagógicas para profesores y padres. Se persigue estimular las alertas, reflexionan desde la Red de Ayuda a Niños Abusados (Rana), la entidad privada que preside Elizabeth Homberg, que implicó en esta campaña a instituciones educativas oficiales. Hay más de 450 personas implicadas en el proyecto.

Gema Izquierdo, madre de tres niños, periodista y portavoz de Rana, no tiene dudas sobre la eficacia de la divulgación en las escuelas del caso de Estela. "Debería alentar a muchos niños y niñas que hoy viven sometidos bajo el martirio del miedo y el silencio. Es una obligación legal y moral garantizar el derecho a un desarrollo pleno y el respeto a la dignidad infantil", señala Izquierdo.

Texto íntegro de y en "El País"

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