martes, 16 de marzo de 2010

¿Dónde está la magia?

Hace tiempo, en un pueblecito de la Costa Brava, vivía una niña pequeña que siempre estaba contenta, tenía una mirada fresca y brillante, una sonrisa deslumbrante, unos cabellos alborotados y muchas, muchísimas, ganas de jugar.

Sin embargo, Sara fue creciendo y era cada vez más hermosa. La gente del pueblo cuando la veían pasar le decía:

-¡Que alta que estás!

- ¡Cómo has crecido!

-¡Menudo estirón has pegado!

Era cierto, Sara estaba en edad de crecimiento y crecía sana y bien, pero su mirada ya no brillaba tanto como antes y su sonrisa no deslumbraba tanto como antes y no tenía tantas ganas de jugar como antes…

Hasta que un día sus padres, que ya hacía timpo que notaban alguna cosa extraña en su hija, le preguntaron:

-Sara, ¿te preocupa alguna cosa? Ya sabes que a nosotros siempre puedes explicarnos cualquier cosa y te ayudaremos.

Y Sara les contestó:

- Es que ya me estoy haciendo mayor y creo que no me gusta nada hacerme mayor. ¡He decidido que no quiero crecer!

Sus padres se quedaron boqueabiertos, pasmados, desconcertados y le preguntaron:

- Pero ¿por qué no quieres hacerte mayor?

A lo que Sara contestó:

- Porque a medida que voy creciendo siento que la magia se me va, ¡y no la quiero perder!

- ¿Qué magia, hija?

- La magia de reír, del viento, de del calor del sol, de todo lo que me rodea.

No sabían qué hacer, así que fueron a hablar con el médico, un pediatra de renombre, pero el tampoco pudo encontrar ninguna solución y les envió a un psicólogo. Fueron al psicólogo, un profesional bien considerado, pero éste tampoco supo encontrar una respuesta, así que les envió a un neurólogo…

Hasta fueron a ver a un mago famoso que salía en televisión, pero tampoco encontró ningún truco para que Sara se sintiera mejor y volviese a recuperar toda la magia. No existía ninguna medicina, ninguna fórmula, ni ninguna poción para curar esta extraña enfermedad.

Pero un día en la escuela, a la hora del patio, su maestra se acercó a Sara y le preguntó que porqué estaba triste y porqué no iba a jugar con sus amigas. A lo que Sara respondió:

- Es que he perdido la magia, ¿dónde está la magia?

Entonces, la maestra se sentó a su lado en el suelo y cogió una piedra que encontró, se la enseñó a la niña y le dijo:

- ¡Mira, Sara!¡He encontrado lo que hace días que estás buscando!

- Yo estoy buscando la magia, eso es una piedra…

- Eso es cierto, es una piedra, pero ¿cómo ha llegado hasta aquí esta piedra? ¿Qué viaje tan largo y lleno de aventuras debe de haber hecho antes de llegar a nuestro patio? ¿Y si alguien la pisa? ¿Y si algún niño la coge para jugar? ¿Y si…?

Sara estaba embobada con lo que le estaba explicando su maestra, su pensamiento fue construyendo todo el camino que había hecho esa piedra. Los labios de la niña fueron, poco a poco, mostrando una gran sonrisa, sus ojos comenzaron a brillar y con los dedos hacía volar su pelo. Había vuelto, la magia estaba a su alrededor y volvía a ser ella.
Ella entendió que, aunque creciese, siempre que lo deseara, con un poco de esfuerzo y ganas, podía tener la magia a su alrededor, en cada pequeña cosa, en cada momento y en cada palabra, todo era cuestión de usar la imaginación…

Marta
39 años
Sant Joan de Palamós

Traducción: Lea Ríos Brea

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